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Tras 29 horas de viaje desde Buenos Aires y escalas en España y Kasajastán, el ministro de Economía aterrizó en Shangai con su comitiva oficial para profundizar la relación bilateral entre ambos países
Exactamente a las 15.06, el avión presidencial que trajo a Sergio Massa y su comitiva desde Buenos Aires aterrizó en el gigantesco aeropuerto de Shangai. El sol caía implacable sobre la pista, mientras el ministro de Economía se dirigía hacia la delegación oficial que lo recibió en un salón protocolar y luego lo llevó con urgencia hasta el hotel Westin, adonde se desarrollarán las primeras reuniones de trabajo con las compañías chinas. Junto a Massa se alineó Sabino Vaca Narvaja, embajador argentino asentado en Beijing.
La travesía desde el aeropuerto al hotel en pleno Bund de Shangai duró cerca de una hora. Massa y Máximo Kirchner viajaron juntos, y después del check in y un cambio rápido vestuario -traje el ministro; saco con camisa blanca, el diputado-, los dos aliados políticos subieron por una escalera mecánica rumbo al primer cónclave de la tarde.
Eran las seis de la tarde en Shangai -once horas menos en Buenos Aires- cuando Massa se saludó con las autoridades del Grupo Gezhouba (CGGC), que tienen a su cargo la construcción de las dos represas hidroeléctricas en Santa Cruz. Además del jefe del Palacio de Hacienda y el líder de la Cámpora participan del encuentro Flavia Royón, secretaria de Energía; Agustín Gerez, titular de Enarsa y el secretario de Asuntos Económicos y Financieros, Marco Lavagna.
En este cónclave, Massa apunta a dos objetivos: que el Grupo Gezhouba cumpla con un desembolso que adeuda desde hace meses y que se avance en el estudio para la construcción de una planta depuradora y otra de tratamiento cloacal.
La agenda del ministro de Economía en esta ciudad no es un hecho casual. Massa pretende reducir los costos energéticos, empujar una política ambiental atada al Acuerdo de París y lograr que Argentina se transforme en un exportador de gas cuando ese comoditie estratégico escasea como consecuencia de la guerra en Ucrania.
Después de la reunión con el Grupo Gezhouba, Massa se encontrará con la empresa Power China. En este caso, el ministro tiene la intención de lograr que el Banco de Desarrollo de China financie la construcción del segundo tramo del gasoducto Néstor Kirchner, adonde Power China tendría una rol estratégico.
Se trata de una obra que unirá Salliqueló (Buenos Aires) con San Gerónimo (Santa Fe) y que implica profundizar la reforma de la matriz energética en la Argentina.
El Palacio de Hacienda ya presentó al Banco de Desarrollo de China todos los informes vinculados al impacto ecológico, la viabilidad técnica y la proyección económica, y la intención de Massa es avanzar un paso más en una negociación compleja que llevará meses.
El líder comunista Xi Jinping tiene intenciones de profundizar su relación bilateral con Argentina, y la eventuales demoras no responden a la actual crisis económica o al nivel de endeudamiento externo del país. China tiene sus tiempos para cerrar inversiones y el posible financiamiento del gasoducto Néstor Kirchner -tramo II- no escapa a esta lógica política.
Durante el vuelo que atravesó miles de kilómetros entre Buenos Aires y Shangai, Massa conversó sobre esta eventual obra pública-privada con Máximo Kirchner, y es muy probable que el líder de La Cámpora se sume a las negociaciones que se harán en el hotel Westin. Junto al ministro de Economía también estarán la secretaria de Energía, Flavia Royón, y el titular de Enarsa, Agustín Gerez.
La participación de Máximo Kirchner en un encuentro oficial al lado de Massa terminará de demostrar la fuerte alianza política que existe entre el diputado nacional y el jefe del Palacio de Hacienda.
Hasta este momento, Máximo Kirchner y Massa se encontraban a solas en oficinas cercanas a la Plaza Retiro o en ciertos despachos de la Cámara de Diputados. Ahora tomaron la decisión política de exhibir su afinidad electoral, en un tiempo de definiciones rumbo a las PASO del 13 de agosto.
La estrategia electoral del Frente de Todos fue tema recurrente en el viaje de 27 horas que partió de Ezeiza e hizo escala en España (Valencia) y Kazajistán. Muy cerca de Massa y Máximo Kirchner estaban la titular de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau, y el vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos.
Massa, el líder de la Cámpora y Moreau tienen miradas convergentes respecto a la hoja de ruta hacia los comicios internos, mientras que Olmos aplica su reconocido pragmatismo politico para encontrar un equilibrio entre la posición de Alberto Fernández y la perspectiva de Cristina. Una misión compleja sin epílogo escrito.
En otras butacas del flamante avión presidencial se repartieron el ministro de Transporte, Diego Giuliano, los secretarios de Agricultura, José Bahillo, y de Asuntos Económicos y Financieros, Marco Lavagna, y los diputados nacionales Paula Penacca y Diego Sartori.
El embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja, se movió de Beijing a Shangai para ajustar los últimos detalles de la gira, que coronó en tiempo record.
Además de negociar con el Banco de Desarrollo China un eventual financiamiento del tramo II del gasoducto Néstor Kirchner, el ministro de Economía se encontrará con los principales responsables del Grupo Gezhouba (CGGC), que tienen a su cargo la construcción de las represas en Santa Cruz. Massa intentará lograr que el Grupo Gezhouba cumpla con un desembolso de 490 millones de dólares que prometió girar a principios de año.
La compañía china alega que Argentina todavía no cumplió con ciertos recaudos legales vinculados al servicios de servidumbre para que pasen las líneas de alta tensión que conectarán con las represas Néstor Kirchner y José Cepernic, y por eso dilataría el cumplimiento adeudado.
Esa excusa del Grupo Gezhouba fue rechazada por la cartera de Economía, que se hizo cargo de la deuda para evitar que las obras se paralizaran. Massa intentará -de nuevo- recuperar los 490 millones que irían directo a las reservas del Banco Central.
Al final del día, martes a la mañana en Buenos Aires, el ministro cenará con el board del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) de los BRICS. Massa tiene previsto explorar una línea de financiación del NBD, y cuenta con el apoyo de Lula da Silva y Dilma Rousseff titular del banco multilateral que capitalizó Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
Otra negociación que ejecutará Massa en Shangai para tratar de fortalecer las reservas, afectadas por la sequía y la caída de las exportaciones. China controla las decisiones políticas del Nuevo Banco de Desarrollo, y como ya sabe el ministro de Economía, Xi Jinping mueve las piezas a un ritmo oriental que no coincide con las actuales necesidades financieras de la Argentina.
Al terminar la etapa de la gira en Shangai, que incluye una bilateral con Rousseff, Massa partirá a Beijing para cerrar la gira por China. En esa histórica ciudad, el jefe del Palacio de Hacienda renovará el swap y aumentará su monto de libre disponibilidad, firmará proyectos de infraestructura que pertenecen al programa de la Ruta de la Seda y negociará con el Ministerio de Comercio una mayor apertura de mercados destinado a las economías regionales.
Mientras tanto, en Washington, continúa la marcha forzada para cerrar el nuevo acuerdo de metas y obtener los desembolsos anticipados que Massa necesita para robustecer las reservas del Banco Central. Si no hay cisne negro, el ministro volará a DC para finiquitar las negociaciones con Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Ese viaje sucedería antes del 24 de junio, el último día para saber cuántos precandidatos a presidente tendrá el Frente de Todos en las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).