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Empresario paraguayo quiere comprar toda la madera correntina

Hace años que Paraguay pisa cada vez más fuerte en materia de desarrollo económico y en ese proceso, algunos contrastes con la Argentina empiezan a inquietar un poco de este lado del río. Sobre todo a medida que los años pasan y la crisis se alarga más y más. 

 “Ustedes son el país que lo tiene todo. Algún día van a volver a despegar”, afirma sin dudar, el empresario paraguayo Blas Zapag, en una entrevista vía zoom con Economis.
 
Zapag es dueño de Copetrol, la principal distribuidora de combustible del vecino país con una red de 360 estaciones de servicio. También tiene una importante flota de barcazas para traer el combustible -que importa de China-, desde el río de la Plata. La firma la comenzó su padre Abraham en los 70, arrancó como un pequeño bazar y fue metiéndose en el negocio de la venta de combustibles donde logró superar a gigantes como Shell o Esso.
 
Sin embargo, el proyecto que lo desvela desde hace más de diez años y que está a punto de concretar, va a hacer empalidecer a Copetrol y a cualquier otro emprendimiento que haya encarado Zapag o cualquier otro privado en la historia de su país.
 
Y de paso, va a agregar otra “perlita negra” en esa inevitable comparación entre lo que está sucediendo en Paraguay en materia de desarrollo económico e industrial, y lo que podría o debería suceder en la Argentina. Pero por H o por B, nunca se concreta.
 
Zapag está dando los últimos toques al plan para poner en marcha la mayor inversión privada de la historia de su país: una mega-planta de producción de pasta celulósica, que demandará 3.200 millones de dólares de inversión y creará, según estima este hombre, unos 40.000 puestos de trabajo entre empleos directos e indirectos.
 
El proyecto lleva el nombre de Paraguay Celulosa o PARACEL, por sus iniciales.
 
Producirá entre 5 y 8 veces más que la planta de Arauco Argentina, la fábrica más grande de ese tipo en nuestro país. Con un pequeño detalle: Paraguay ahora mismo no tiene árboles suficientes para alimentar este monstruo, mientras a la Argentina le sobra madera como para instalar 3 fábricas iguales a PARACEL, o más.
 
Es por eso que Blas Zapag planea comprar en los primeros años, mientras sus plantaciones crecen, unos 5 millones de metros cúbicos de madera a la Argentina y Brasil. En otras palabras, será el mayor demandante de madera misionera y correntina. Si todo va bien.
 
El proyecto promete transformar económica y socialmente una de las zonas más pobres de Paraguay, la región central del departamento de Concepción.
 
La planta estará ubicada sobre la hidrovía Paraná-Paraguay que naturalmente será vital para transportar el producto final hasta los barcos que atraviesan el Atlántico y el Pacífico para llevar la pasta celulósica a Europa y Asia, los dos mercados a los que se apunta.
 
De esta forma Paraguay pasará de ser el país de la región menos probable para fabricar y exportar celulosa (el más probable, por condiciones naturales y abundancia de forestaciones es Argentina), a jugar en las grandes ligas de un negocio dominado por media docena de multinacionales y mega-empresas de países como Suecia, Finlandia, Brasil o Chile.
 
La nueva planta será controlada por capitales paraguayos, no una multinacional como las firmas uruguayas UPM (la ex Botnia), Montes del Plata (la ex ENCE, hoy un joint venture entre Arauco y una firma sueco-finlandesa), o la ex Alto Paraná (Arauco) en Argentina.
 
¿Cómo juntar 3.200 millones de dólares?
 
Para financiar el proyecto, Zapag ya consiguió el compromiso del banco Goldman Sachs de aportar 1.400 millones. Se trata de uno de los bancos más agresivos y de mayor influencia en Wall Street y las finanzas mundiales.
 
Otros 600 millones de dólares los aportará un socio a elegir entre tres grupos interesados que quieren ingresar al negocio. Leyó bien: los paraguayos van a elegir al socio y no al revés.
 
“No puedo revelar el nombre aún, uno es un grupo austríaco, otro finlandés y el otro sueco”, explica este amante del rally, que corrió varias veces el Dakar.
 
El resto del dinero “será entre socios paraguayos, porque queremos que el retorno quede en Paraguay. Los primeros 10 o 12 años vamos a trabajar para pagar los préstamos, pero después, los dividendos van a quedar en el país”.
 
Zapag dice que en febrero terminará de definir el socio extranjero y podrá decir que el proyecto está oficialmente en marcha. “Todavía no puede decirse que es un hecho, estamos al 95% pero falta muy poco”, precisa.
 
La idea es que la planta esté produciendo en 2023, sacando pasta celulosa para producir todo tipo de envases de papel y cartón. Cuando un delivery entrega una caja de hamburguesas o sushi en París, un español se compra el último Iphone en Madrid, o un chino se lleva su compra en un supermercado en bolsas de papel, ahí estará la celulosa salida de Concepción.
 
Computando los bosques de cada rinconcito del país, Paraguay no alcanza a las 50.000 hectáreas de materia prima. Misiones y Corrientes tienen más de diez veces esa cantidad. Sin embargo, la tierra colorada tiene mucho pino, pero poco eucaliptus, que es lo que necesitará PARACEL. La provincia vecina aparece como la proveedora principal de este proyecto.
 
Es por eso que Zapag tendrá que recurrir en los primeros años –cuenta- a comprar materia prima en la Argentina, sobre todo en nuestra provincia.
 
“Pienso comprar 2 millones y medio de toneladas de madera cada año y otro tanto en Brasil”, explica.
 
La voluntad de un empresario
 
Más allá de los contrastes entre los países, hay que decir que el proyecto de PARACEL no se va a Paraguay solamente por una cuestión de estabilidad económica. En el diálogo con Zapag, también quedó claro que esto se trata de un sueño de más de diez años de un emprendedor que tiene recursos y sobre todo, mucha voluntad para llevarlo a cabo.
 
-¿Usted hace esto por el negocio y también la cuestión social?
 
-Arranqué por el lado de la rentabilidad y después me fui enganchando con todo lo que puede generar socialmente. Estamos hablando de un impacto en forma directa, indirecta e indirecta de más de 40.000 personas. En Paraguay tenemos como vos sabés o habrás escuchado, grupos de delincuentes en el interior que de alguna manera es el reflejo de la situación que estamos viviendo. La situación económica, no es de las peores pero es dura. Sobre todo en el departamento de Concepción, donde vamos a montar el proyecto.
 
-¿Usted ya está plantando árboles hace tiempo?
 
-Dentro de mi capacidad y limitaciones, fui armando lo que se llama la plantera. Zonificando y buscando que esa zona de Concepción tenga el tipo de suelo con aptitud forestal,  la pluviometría y alguna otra cosa que tiene que pasar en el Trópico de Capricornio para que el arbolito crezca.
 
Zapag habló vía Zoom con Economis: “Quería desmentir que el proyecto estuviera ya confirmado 100%, falta muy poco, pero aún hay que definir cosas”.
 
-¿Está trabajando hace mucho en esto?
 
-Hace más de 10 años. Primero intenté traer este proyecto a Paraguay, de los que al final se terminaron instalando en Uruguay. Comencé comprando tierras, hoy PARACEL es dueña de 185.000 hectáreas de tierras. Estuve en contacto con todas las grandes, UPM, Montes del Plata, Arauco, sobre todo los inversionistas que fueron a Uruguay. En Brasil hay grandes grupos, Suzano, Fibria.  Tratando de entrar en un mercado de grandes ligas, partiendo desde las inferiores.
 
-¿Usted intentó traer el proyecto de Botnia, que en su momento enfrentó a la Argentina con Uruguay por el supuesto impacto ambiental?
 
-Pelee por el primer proyecto que vino a Uruguay, sí. Yo le llamo el proyecto que perdió Argentina, por las autoridades del momento. Hubiera sido otra la película de la Argentina si esa planta hubiera estado ahí, pero los intereses particulares fueron más importantes que los intereses generales y al final ese grupo se fue a Uruguay. El segundo proyecto (ENCE) también intentamos traerlo. En ese momento ya teníamos casi 100.000 hectáreas, pero otra vez quedó en Uruguay. En el tercero incluso ofrecí las tierras de PARACEL, arrendamiento sin cargo, pero el Estado uruguayo ofreció una inversión millonaria en rutas y caminos.
 
-¿Buscaba un proyecto que radicar en Paraguay de otra empresa?
 
-Al principio sí. Pero al caerse ese tercer proyecto dije: Yo me hago el proyecto. Entonces contraté al vicepresidente de Stora Enso. Para el tema ambiental, al que solucionó el conflicto en La Haya entre Argentina y Uruguay. En la parte forestal, al gerente del grupo Suzano. Y así fui armando un grupo de diferentes nacionalidades, desde hace casi dos años.
 
-¿Y cómo van a reunir el dinero para la inversión de 3.200 millones de dólares?
 
-Comenzamos a trabajar en el Equity (capital). Con inversores, la parte del préstamo sindicado, la deuda. Tenemos un commitment (una carta de compromiso) de Goldman Sachs por más de 1.400 millones de dólares. Y tenemos la suerte de poder elegir a un socio entre un grupo finlandés, uno austríaco y un grupo sueco. Ese socio a elegir, va a poner 600 millones.
 
-¿Y la participación paraguaya?
 
-Mi objetivo es lograr que la inversión sea un 70 por ciento de capitales paraguayos. Se van a usar nuestros recursos, está el impacto social, quiero que los resultados se queden en Paraguay. Uruguay tiene tres plantas de celulosa, ponele a 3.500 millones de dólares de inversión por planta. Son más de 10.000 millones de dólares y sólo el 10 por ciento es de capitales uruguayos.
 
-¿Y qué socio extranjero prefiere de los tres grupos?
 
-Aún no podemos decirlo. Estamos trabajando mucho con un grupo que tiene un valor agregado. No solamente produce celulosa, sino también invierte e investiga. Está tratando de sustituir envases de bebidas por un material nuevo biodegradable con celulosa. Están muy cerca de lograrlo. Lo que más conserva el gas en la cerveza es el vidrio. Después están el plástico y la lata, que pierden. Ellos invirtieron 60 millones de dólares en encontrarle una solución a esto.
 
-El proyecto aún no está en marcha
 
-No, y es uno de los motivos por los cuales quería dar esta entrevista. Algunas informaciones dicen que esto ya es un hecho, pero aún no está 100 por ciento confirmado. Todavía tenemos que elegir al inversionista extranjero. Eso tiene que estar terminado en febrero de este año, el tema de la pandemia nos frenó un poco.
 
-Es un proyecto único para Paraguay.
 
-Como inversión privada, es la más importante, el negocio más grande que se hizo. La represa de Itaipú fue más grande, pero no fue privado. Esto no tiene precedentes aquí. Le dedico todo mi esfuerzo, ahí estamos.
 
-¿Esto va a ser pasta celulosa de eucaliptus?
 
-Si, de eucaliptos, está contemplado 135.000 hectáreas de plantaciones las cuales las primeras 20.000 se están haciendo.
 
-Va a tener que comprar madera a la Argentina u otro país mientras sus árboles crecen.
 
-Una buena noticia para Misiones y la Argentina es que el proyecto arrancaría la industria en el segundo semestre del 2023 y tenemos pensado importar más o menos unos 5 millones de metros cúbicos al año. Para abastecer durante 5 años, casi seis a PARACEL.
 
-¿Va a comprar todo a la Argentina?
 
-El tema que nos limita son los bancos. No quieren que la Argentina sea la principal fuente de abastecimiento porque dicen que no hay seguridad. A mí me parece una bolu… Un capricho y estoy peleando para que me dejen comprar todo lo que pueda a la Argentina. Al principio me dijeron cero. Ahora logré un 25 por ciento y estoy seguro que voy a llegar a 50 por ciento. Que me permitan comprar la mitad de los 5 millones de metros cúbicos a Misiones y Corrientes. Y el resto lo traemos de Brasil.
 
-¿Habló con forestadores de Argentina, de Misiones y Corrientes?
 
-Si, ya está hecho todo un censo, inclusive ya se está hablando y firmando algunos primeros contratos de compromiso, de venta y de compras. Esto va a ser una buena noticia para la Argentina, para muchísimas gente que creyó en estos proyectos de forestación y nunca vino la fabrica a tu país y hoy no tienen dónde vender la materia prima.
 
-¿En la Argentina tiene los mejores precios que en Brasil, no?
 
Claro, si pudiera, compraría los 5 millones a la Argentina, no porque sean más lindos, sino porque es más rentable para nosotros. Pero no me dejan los inversores, por cuestiones de credibilidad que para mí son una exageración y voy a seguir tratando de hacerles ver eso.
 
-¿Qué piensa de que algo así no se concreta en la Argentina?
 
-Yo amo a tu país, para mí es un solo pueblo la Argentina y Paraguay. La verdad que no lo puedo creer. El potencial que hay ahí en la Argentina es tremendo, hoy está la materia prima disponible. Me da pena ajena, pero ojalá que este señor Fernández le vaya bien a pesar de que su línea va totalmente en contra de la de los países que progresan. No sé si en el mundo hay otro país como la Argentina, que lo tiene todo.
 
-¿Cuál fue la clave de Paraguay para lograr esta estabilidad macroeconómica que hoy les permite proyectar este tipo de emprendimientos como PARACEL?
 
-Mirá, acá la persona que no labura se muere de hambre. No laburás, no comés y te jodés. Eso está mal visto en todos lados, que haya gente que vive sin trabajar.  Los paraguayos vamos a otro país y nos rompemos trabajando. Los mejores albañiles, domésticas. Si subsidiás al que no trabaja, no podés pagar la deuda y ahí comienzan los problemas. Pero claro, los subsidios son votos. El ser humano tiene que cumplir algún rol en la vida, no podes estar en tu casa rascándote desde que te despertás hasta que te acostás. Todos deberían aportar su granito de arena. ¿Está sucio mi barrio? Me voy a barrer.
 
Ficha personal
 
Blas Zapag
 
Edad: 55 años
 
Cargo: Titular de Copetrol
 
Hobbies: Rally
 
Proyecto: Paraguay Celulosa (PARACEL)
 
Fuente: economis.com.ar

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