"Tenemos un equipazo, tenemos armas, tenemos actitud y muchas ganas de que todo termine bien. Pero también recibimos disparos", comentó la joven en un emotivo posteo en su cuenta de Facebook.
 
"La bomba más grande es el virus, pero también están las críticas, el maltrato y el desinterés de personas que se van cruzando en nuestro camino día a día.
 
"Pacientes que cuando se tenían que cuidar todo era joda y ahora reclaman atención inmediata. No entienden razones, se amontonan, enloquecen por un hisopado que quizás es demasiado pronto para hacer, porque el virus es así, necesita su tiempo, sus días de replicación... y ahí estamos. Recibiendo disparos pero por la espalda, de las personas que intentamos cuidar", continuó en su relato.
 
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“Y si, estamos cansados pero amamos lo que hacemos, por eso seguimos, por eso la mayoría de nosotros vive para trabajar. Nos quedamos después de hora, seguimos contestando mensajes en casa, cargando planillas, haciendo cálculos”, destacó la trabajadora de la salud.
 
“Perdimos en el camino amistades que no entienden el riesgo y la dedicación que implica nuestro laburo, perdimos tiempo en familia, momentos en pareja, feriados a puro Netflix y fines de semana al sol. Todo para estar bajo una carpa que vuela cuando hay tormenta o recorriendo barrios donde parece que terminara el mundo, con un equipo de protección que quema por dentro y con un casco que aturde al hablar”, agregó.
 
“No nos creemos héroes, no lo somos. Somos seres humanos. Y nos estamos poniendo la camiseta para salir a la cancha todos los días. Solo una cosa pedimos y no son aplausos ni agradecimientos... pedimos que se cuiden! Y por sobre todas las cosas que respeten nuestro laburo. De verdad lo hacemos con todo el corazón”, finalizó.