A una semana de su fallecimiento, se emitió el homenaje a Julián Zini, el ahora eternizado poeta popular. Desde el escenario del Teatro Vera y para toda la región se concretó un despliegue artístico de la altura y calidad de la obra del propio pai.
 
La jornada de celebración estuvo pensada para que Zini pudiera disfrutarla en vida, aunque su ausencia física en la tierra guaranítica que tanto supo amar no doblegó los esfuerzos de sus amigos chamameceros. Dos de los momentos centrales de la velada estuvieron protagonizados por regalos preparados para el religioso antes de partir.
 
Uno de ellos, una rosa tallada a mano por el afamado creador de bastones presidenciales, el platero Juan Carlos Pallarols. El detalle emotivo: está hecho con balas utilizadas en la guerra de las islas Malvinas. La sentida ofrenda se encontraba en Corrientes hacía un mes y medio, cuando se iniciaron los preparativos de la celebración al chamamecero.
 
Al respecto, Pallarols explicó que el material de guerra cobra otro sentido, al ahora estar transformado en rosa para representar “la paz, el trabajo y el arte”, el legado de Zini por haber dedicado su vida a estar cerca de la gente.
 
El segundo obsequio data del 12 de agosto. El Papa Francisco quiso sumar su participación mediante una carta, donde reconocía que Zini estaba hacía tiempo en el lugar de poeta del pueblo: “De ese pueblo al cual entregó su vida sacerdotal, de ese pueblo humilde al que sirvió con generosidad de un padre que solo sabe dar vida”, expresó de puño y letra Francisco.
 
El repertorio musical tuvo como protagonistas a Mario Bofill, Julio Cáceres, Santiago “Bocha” Sheridan y Rosita Leiva, que unieron su canto para elevar a las alturas la gratitud a la herencia guaranítica de Zini, a través de su música y espiritualidad.
 
Luis Moulín, conductor de la velada, reflexionó sobre la curiosa percepción del tiempo, y cómo este cambia cuando hay una pérdida que se sufre: en este caso el pueblo correntino que llora a su sacerdote predilecto. “No hay tiempo y si lo hubiera, se manifestará la semilla de Julián en nosotros”, expresó sentidamente Moulín.
 
El recorrido del cancionero se inició con Julio y Nicolás Cáceres, que entonaron juntos “Neike Chamigo”. Rosita Leiva se sumó para hacer una remembranza a los tiernos amores de la infancia al compartir la letra de “Niña del ñangapirí”. Mario Bofill y su hijo supieron traer la imagen de la madre del pueblo correntino, con María de Itatí.
 
Posteriormente, mediante el recitado de “Compadre que tiene el vino”, se hizo presente la sangre de cristo y canto de libertad, que tanto pregonó Julián en su vida dedicada a Dios. El chamamé en honor a los héroes correntinos de Malvinas conmovió a la audiencia y recordó una causa a la que Zini dedicó varias décadas: “Sigue gritando presente, viva la patria, muchacho”.
 
El “Bocha” Sheridan fue el elegido para entonar “Flores del Alma”, el tema que el chamamecero hizo para las víctimas de la tragedia de Bella Vista, donde Corrientes perdió a sus hijos pródigos. Ahora Julián Zini es quien se transforma en otro musiquero convertido en calandria. Otros artistas que participaron en el homenaje fueron Grillo Vallejos, Pilar Romano, Chango Spasiuk, Antonio Tarragó Ros y Teresa Parodi.
 
Al cierre, el gobernador Gustavo Valdés se hizo presente nombrando a Zini como “el que mejor pintó con palabras al pueblo de Corrientes, y que tradujo sus secretos de confesión en un canto y alabanza”. Dos anuncios acompañaron su participación: la rosa de Pallarols permanecerá en el Museo del Chamamé y el anfiteatro del nuevo centro administrativo, de pronta inauguración, llevará el nombre de Julián Zini.
 
“Solo quien amó a su gente, sabe describirla”, sintetizó el Chango Spasiuk. La identidad correntina queda por siempre marcada por el paso del sacerdote que dedicó su vida a pregonar la enseñanzas de la nación chamamecera, aquella tierra sin mal.