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El peronismo ganó Santa Fe en una elección histórica

Perotti superó a Bonfatti, que no pudo robarle votos a Corral ni a Bielsa, y le dio un fuerte espaldarazo al PJ para las presidenciales. La unidad total del peronismo fue clave en la victoria tras 12 años de gobiernos socialistas.

Se veía venir, y finalmente sucedió. En una elección histórica, Omar Perotti quebró una seguidilla de tres elecciones seguidas (Hermes Binner, el propio Antonio Bonfatti y Miguel Lifschitz) ganadas por el socialismo en Santa Fe, por 40% a 36%. La victoria en Santa Fe marca una seguidilla de triunfos justicialistas que le devolvieron al peronismo la mística ganadora, esa que empuja a los indecisos a votar al que tiene más chances de salir victorioso.
 
 
 
Al Centro Cultural Atlas, base del peronismo en Rosario, iban llegando los candidatos que eran recibidos con una ovación, como estrellas de rock. El clima era de fervor entre los dirigentes y los militantes. Todos se abrazaban. La gente bailaba y entonaba cánticos, como “borombonbón, borombonbón, Omar Perotti gobernador”, la marcha peronista y el clásico “vamos a volver”.
 
 
Cuando sobre las 22 Bonfatti salió a reconocer la derrota y a los pocos minutos subieron Roberto Sukerman y los candidatos a concejal Eduardo Toniolli y a senador Marcelo Lewandoski, el lugar explotó. Hacía un par de horas que los asesores del Frente Progresista ya no respondían el teléfono a los periodistas y se olía una victoria de Perotti.
 
 
 
Todos juntos
 
 
Afuera, una muchedumbre peronista cortó la calle y llevó los festejos a la vía pública. Fue una postal curiosa ver a la juventud kirchnerista alentando el nombre del actual senador, a quien cuestionaban hasta hace pocos meses: toda una muestra del serio proceso de unidad que encaró el peronismo santafesino. La ingeniería construida por el jefe de bloque en Diputados Agustín Rossi en el Instituto Patria logró que todos, desde Unidad Ciudadana hasta Nuevo Encuentro, el Movimiento Evita y el Frente Renovador tiraran para el mismo lado.
 
 
 
En el Mercado del Patio, donde estaba instalado el búnker del Frente Progresista, todo era tensión. Los socialistas tenían caras largas, y abandonaron el lugar con la partida del candidato a gobernador socialista, una fuerza que se quedó afuera de casi todo con la pérdida de la provincia y de Rosario, con la capital provincial como premio consuelo. Los que se quedaron fueron los militantes de Pablo Javkin, que ganó por una mínima diferencia, con las grullas que caracterizaron su campaña como símbolo de paz.
 
 
 
“Ya sabíamos que ganábamos la provincia y que hacíamos una gran elección en Rosario”, comentaba la concejal rosarina Fernanda Gigliani. “Ganamos”, decía feliz el experimentado Osvaldo Miatello, ligado al Frente Renovador. Varios recordaban un nuevo aniversario del triste 16 de junio de 1955, cuando fue bombardeada la Plaza de Mayo y murieron más de 300 personas, en un intento de golpe de Estado al entonces presidente Juan Domingo Perón. Pero esta jornada fue todo lo contrario: una victoria contundente ante un adversario de fuste.
 
 
 
En su discurso, Lewandoski recordó el nombre de María Eugenia Bielsa, que siguió el recuento desde su casa, pero se puso la campaña al hombro luego de perder la interna con Perotti. Los 40 puntos que sacó el candidato de Juntos acompañado de la exjueza Alejandra Rodenas muestra que el grueso de los apoyos de Bielsa se quedaron en el peronismo.
 
 
 
El triunfo del PJ en la provincia fue leído como un espaldarazo a las posibilidades de ganar la Presidencia e octubre. “Esta victoria le empieza a decir a Macri que se vaya a la casa”, afirmó Toniolli, a los gritos y con la voz quebrada, desde el escenario. “Este triunfo en la provincia allana el camino para que el próximo 10 de diciembre sea el último día que gobierne Macri”, lo secundó Sukerman enfervorizado. “Alguna vez le tenía que tocar perder al socialismo”, dijo a El Destape entre sonrisas el exdiputado nacional Eduardo Seminara. La concejal Norma López agitó a la militancia, emocionada: “Compañeros, está volviendo el peronismo”.
 
 
 
Las claves
 
 
Uno de los armadores del peronismo comentaba que los indecisos, que rondaban el 20% en la semana previa según algunas estimaciones, fueron en su mayoría al candidato del PJ. A Bonfatti le pasó factura seguramente el desgaste de 12 años de gobiernos del Frente Progresista con muchos problemas de inseguridad y violencia urbana, que fue el centro de la campaña del rafaelino. El tramo final de su campaña fue desencajado, nervioso, y para colmo al gobierno provincial le metieron preso a un ex jefe policial por complicidad con los narcos tres días antes de los comicios.
 
 
 
No es fácil ganarle por cuatro puntos a un oficialismo, con todo el aparato del Estado a su disposición, y que para colmo se venía imponiendo en casi todas las provincias como regla general. Haber provincializado la campaña para no espantar votos moderados también fue quizás un acierto. En Rosario, al menos, los que se subieron al escenario apoyaron fuertemente a la fórmula Fernández-Fernández, pero Perotti evitó pronunciarse al respecto durante meses. Otra clave del resultado es que Corral pudo sostener el grueso de sus votos (sacó 18% contra 20% de las PASO), por lo que no hubo “voto útil” antiperonista que haya pasado de Cambiemos a Bonfatti, que era la apuesta del oficialismo.
 
 
 
En tanto, Miguel Lifschitz ganó en Diputados, por lo que el Frente Progresista tendrá mayoría en la Cámara baja. En Santa Fe, el ganador se lleva 28 de los 50 diputados provinciales, y los otros 22 se reparten entre el resto de las fuerzas según el complicado sistema D’Hont. Perotti deberá gobernar con minoría en Diputados y mayoría en Senadores. Tendrá que tejer alianzas para poder hacer funcionar la Legislatura. A partir del 10 de diciembre se reconfigurará totalmente el modo de hacer política en Santa Fe. La derrota socialista marca cabalmente el final de una etapa. Este domingo por la noche hasta en el bunker de Cambiemos había dirigentes festejando por lo bajo el ocaso del partido de la rosa.

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